Artículo Original
El trastorno del procesamiento sensorial como factor de riesgo en el desarrollo de las habilidades pragmáticas
Claudia T Altamirano, Glenda Ernst
Revista Fronteras en Medicina 2024;(04): 0262-0273 | DOI: 10.31954/RFEM/202404/0262-0273
Introducción. En este trabajo se investigó sobre la influencia de los trastornos del procesamiento sensorial en la pragmática lingüística, entendiendo que la pragmática, por un lado, está influenciada por aspectos lingüísticos y no lingüísticos y, por otro lado, que es también una dimensión que guía las demás dimensiones del lenguaje.
Objetivo. Describir los trastornos del procesamiento sensorial y su relación con la disminución de la unidad protopragmática del lenguaje en una población de niños de 30 a 48 meses, comparada con el mismo grupo etario en situación de desarrollo típico. Se realizó un estudio descriptivo, relacional y transversal.
Materiales y métodos. La muestra fue de 86 niños de los partidos de Florentino Ameghino y General Villegas, noroeste de la Provincia de Buenos Aires, sin patologías diagnosticadas y sin haber recibido tratamiento de integración sensorial. A ellos se les aplicó el Sensory Processing Measure-Preschool (SPM-P) para determinar la presencia o ausencia de trastornos del procesamiento sensorial, desde la teoría de Jean Ayres y la Evaluación fonoaudiológica del Aspecto Pragmático Infantil (ICRA-A), para evaluar la pragmática lingüística.
Resultados. El estudio incluyó a 86 niños de 37.3 meses promedio, 50% varones. Un 46.5% presentó trastorno de procesamiento sensorial atípico, asociado significativamente a una unidad protopragmática descendida (75% vs 17.4%). No hubo diferencias de sexo en los puntajes sensoriales, pero sí en los dominios específicos y trastornos generales. El estudio identificó como factores de riesgo para el trastorno de procesamiento sensorial atípico la presencia de una unidad protopragmática descendida y alteraciones en funciones como la referencialidad compartida (OR: 8.64; IC95%: 2.03-36.71), función reguladora y personal (OR: 5.60; IC95%: 0.52-60.19) y función instrumental (OR: 1.89; IC95%: 0.26-13.91).
Discusión. De acuerdo con los datos y según la hipótesis planteada, se concluye que el trastorno de procesamiento sensorial aumenta la probabilidad de disminución de la unidad protopragmática en niños de entre 30 y 48 meses comparados con niños del mismo grupo etario en situación de desarrollo típico.
Palabras clave: pragmática, uso social del lenguaje, trastorno del procesamiento sensorial, integración sensorial.
Introduction. This study investigated the influence of sensory processing disorders on linguistic pragmatics, understanding that pragmatics is influenced by both linguistic and non-linguistic aspects and serves as a dimension that guides other language dimensions.
Objective. To describe sensory processing disorders and their relationship with a decrease in the protogrammatic unit of language in a population of children aged 30 to 48 months, compared to the same age group with typical development. A descriptive, relational, and cross-sectional study was conducted.
Materials and Methods. The sample included 86 children from the municipalities of Florentino Ameghino and General Villegas, in the northwest of the Province of Buenos Aires. None of the participants had diagnosed pathologies or had received sensory integration therapy. The Sensory Processing Measure-Preschool (SPM-P) was applied to determine the presence or absence of sensory processing disorders based on Jean Ayres’ theory. The Children’s Pragmatic Aspect Assessment (ICRA-A) was used to evaluate linguistic pragmatics.
Results. The study included 86 children with a mean age of 37.3 months, 50% of whom were male. Atypical sensory processing disorder was identified in 46.5% of participants, significantly associated with a decreased protogrammatic unit (75% vs. 17.4%). There were no sex differences in sensory scores, but differences were observed in specific domains and general disorders. Risk factors for atypical sensory processing disorder included a decreased protogrammatic unit and impairments in functions such as shared referentiality (OR: 8.64, 95% CI: 2.03–36.71), regulatory and personal functions (OR: 5.60, 95% CI: 0.52–60.19), and instrumental functions (OR: 1.89, 95% CI: 0.26–13.91).
Discussion. Based on the data and the proposed hypothesis, it is concluded that sensory processing disorders increase the likelihood of a decreased protogrammatic unit in children aged 30 to 48 months compared to peers with typical development.
Keywords: pragmatics, social use of language, sensory processing disorder, sensory integration.
Los autores declaran no poseer conflictos de intereses.
Fuente de información Hospital Británico de Buenos Aires. Para solicitudes de reimpresión a Revista Fronteras en Medicina hacer click aquí.
Recibido 2024-06-01 | Aceptado 2024-08-17 | Publicado 2024-12-31
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Introducción
La pragmática se refiere al uso del lenguaje para expresar nuestras propias intenciones y llegar a hacer cosas en el mundo1. Cuando se habla de pragmática, se alude a la comunicación, acción e interacción en una comunidad más amplia. Es una dimensión menos encapsulada e influenciada por lo biológico y lo cultural en comparación con las dimensiones morfosintáctica, semántica y fonológica.
También se sabe que el lenguaje, en su desarrollo, sigue un patrón secuenciado y evolutivo, requiere de un sistema nervioso que funcione en su totalidad, demandando una adecuada integración de la información sensorial donde las sensaciones se puedan integrar y transformar en percepciones, que son la base de la construcción del conocimiento.
Es en el uso de la lengua donde se aprenden y se ponen en juego los aspectos vinculados con conocimientos y reglas lingüísticas, cognitivas y sociales. Por este motivo, se dice que la pragmática es aquella dimensión que envuelve y guía a las demás dimensiones del lenguaje. Este emerge de la interacción entre factores internos biopsicológicos y factores externos al individuo –aquellos que son sociales–.
Entonces, cabe preguntarse qué sucede cuando estos factores internos, pensados desde este proceso integrador del aprendizaje, no funcionan de manera organizada. Los autores Williams MS y Shellenberger sostienen que un desorden del procesamiento sensorial puede interferir en el desarrollo y, por ende, en las competencias comunicativas de un niño2.
La teoría de integración sensorial desarrollada por A. Jean Ayres plantea las relaciones entre áreas del SNC y diversos constructos conductuales3. Muchos otros investigadores tomaron los conceptos de Ayres, replicaron su teoría e investigaron sobre estas relaciones. Esta teoría sostiene que la integración sensorial es el proceso neurológico que organiza las sensaciones del propio cuerpo y del entorno y hace posible utilizar el cuerpo eficazmente dentro del entorno4.
Retomando el concepto del proceso integrador del aprendizaje, bajo la forma de una pirámide, se podría ubicar en la base a los siete sistemas sensoriales primarios (táctil, vestibular, propioceptivo, gusto, olfato, audición y visión), que se irán integrando en diferentes niveles para llegar a un constructo donde el cerebro logre funcionar como un todo. De este modo, se observa que el procesamiento sensorial influencia el desarrollo de habilidades superiores, de interacción y de conducta.
Entonces, si la pragmática, como se ha mencionado anteriormente, es el uso del lenguaje para expresar nuestras propias intenciones y llegar a hacer cosas en el mundo, se plantea el interrogante sobre si un desorden en los niveles inferiores, como el procesamiento sensorial, puede llegar a repercutir en el uso del lenguaje, o sea, en la función pragmática. La adquisición de las habilidades pragmáticas se da tempranamente. En la etapa prelingüística, se puede observar que los niños comprenden que sus acciones tienen impacto en el otro y pueden ser utilizadas para llevar a cabo sus metas. Tempranamente entonces, padres y/o cuidadores introducen al niño en un ser interactivo al dar significado a cada una de sus producciones. Y, si la dimensión pragmática del lenguaje es aquella que guía y organiza a las demás dimensiones del lenguaje y después de haber trabajado en equipos interdisciplinarios con terapistas ocupacionales que atendían niños con trastorno del procesamiento sensorial (TPS), donde a la mayoría de ellos se los observaba con un lenguaje desorganizado, la pregunta que surge es: ¿el trastorno del procesamiento sensorial influye en la desorganización de la pragmática del lenguaje en los niños, con respecto a niños del mismo grupo etario en situación de desarrollo típico?5-8.
Es por eso por lo que se vio en el presente trabajo la importancia de evaluar los distintos sistemas que podrían alterar los dominios del desarrollo de un niño en edades tempranas. Los fonoaudiólogos deberíamos adquirir los fundamentos del procesamiento sensorial, comprender su influencia en el desarrollo general, en el comportamiento y en el aprendizaje, vinculando todo esto con el desarrollo comunicativo lingüístico para posteriormente tener la capacidad de poner en marcha estrategias adecuadas en los procesos de evaluación e intervención que lleve a cabo, resaltando como eje fundamental el trabajo colaborativo con el profesional de terapia ocupacional, especialista en el tema.
Para intentar responder a la pregunta que guía este trabajo, se realizó una investigación en niños de 30 a 48 que se estudiaron con herramientas de evaluación de las disciplinas de Terapia ocupacional y de fonoaudiología.
Materiales y métodos
Diseño
Estudio observacional descriptivo, relacional y transversal.
Temporalidad
En este caso, sus datos muestrales fueron recolectados en dos períodos: por un lado, entre junio de 2019 y febrero de 2020 y, por otro lado, entre julio y agosto de 2023. El análisis de estos fue realizado entre septiembre y octubre de 2023. Utilizando estos tipos de estudios, en esta tesis se podrá dar cuenta de las características fundamentales de las variables en investigación, la unidad protopragmática (UP), el compromiso pragmático en los actos del habla y los TPS. Adicionalmente se podrán identificar patrones diferenciales que ayuden a discernir la influencia específica de los desórdenes del procesamiento sensorial en la organización de la UP en niños de 30 a 48 meses.
Técnica de investigación
La fuente de información en esta tesis es de carácter primaria, obtenida especialmente para este estudio. Se utilizó la técnica observacional, utilizando la administración de cuestionarios empleados en la práctica habitual.
Variables utilizadas:
Unidad protopragmática
Definición teórica de la Unidad Protopragmática
La UP está formada por toda expresión intencional dirigida hacia otra persona y vehiculizada por gestos, palabras o sonidos de los precursores lingüísticos de las funciones de referencialidad compartida, la función instrumental y la función reguladora y personal.
Definición teórica de los componentes de la variable UP
Los componentes de esta variable fueron tomados de la batería de Evaluación Fonoaudiológica del Aspecto Pragmático del Lenguaje Infantil (ICRA-A)9.
• Referencialidad compartida: forma de interacción social donde la atención del adulto y el niño confluyen y de ese modo comparten la representación simbólica hacia la situación u objeto de interés. Para esta variable, se tomarán en cuenta la atención conjunta, la atención conjunta sostenida y el gesto deíctico.
Se entiende por atención conjunta a la habilidad de compartir interés por objetos o personas. La atención conjunta sostenida es aquella capacidad de compartir interés por objetos o personas de manera sostenida, lo que permite realizar alguna acción sobre ese objeto o persona. El gesto deíctico se refiere a apuntar, mostrar, ofrecer, dar y realizar peticiones en forma gestual a través de la utilización de los dedos de la mano.
• Función instrumental: es definida por Halliday como la función que permite al niño conseguir cosas y acciones de su entorno10. En este trabajo, se medirá teniendo en cuenta las acciones protoimperativas, el pedido de acción y el pedido de objetos.
Lo protoimperativo es la acción definida por Bates como “aquella conducta en la que el niño requiere del adulto como instrumento para alcanzar un fin”11. Al pedido de objeto y de acción se los tomará como los precursores de los actos de habla, por lo que no se requiere la fuerza perlocutiva, sino solamente el acto no verbal por el cual se llama a una persona o se pide un objeto.
• Funciones reguladora y personal: Abraham y Brenca las definen como “dos funciones que expresan el modo en que el niño manifiesta su yo frente al otro en una interacción”9. Para este trabajo, se evaluará a partir de la observación de la flexibilidad en la interacción y rechazo, al igual que se realiza en la batería ICRA-A.
La flexibilidad en la interacción implica el modo en que se manifiesta un niño frente otro en una actividad de intercambio, si muestra una actitud negociadora, pasiva o rígida. El rechazo incluye tanto el precursor no verbal del acto de habla como el acto de habla propiamente dicho.
Definición operativa de la variable UP
• Descendida: la UP es considerada descendida cuando la referencialidad compartida, la función instrumental y las funciones reguladora y personal –elementos constitutivos de la UP– se encuentran por debajo del valor de corte establecido por ICRA-A –la evaluación fonoaudiológica del aspecto pragmático del lenguaje infantil–. El valor de corte de dicha batería es de 8 para la referencialidad compartida, 6 para la función instrumental y 5 para las funciones reguladora y personal. La suma de las tres medidas da un puntaje de 19; todo valor que se encuentre por debajo de ese número será considerará como alterado.
• No descendida: cuando el valor de la UP se encuentra igual o por encima de 19 puntos.
Trastorno del procesamiento sensorial
Definición teórica de la variable Trastorno del procesamiento sensorial
El procesamiento sensorial es la regulación de los estímulos sensoriales que realiza el sistema nervioso en relación con el grado, la naturaleza o la intensidad de la información sensorial, dando una respuesta adecuada al estímulo. El trastorno de este proceso ocurre cuando las señales sensoriales recibidas del entorno no se procesan de manera adecuada para dar una respuesta apropiada.
En el presente trabajo, se considerarán los estímulos sensoriales de visión, audición, tacto, gusto y olfato, la conciencia corporal, y el equilibrio y movimiento. Se indagará sobre la respuesta corporal, la discriminación, la sobre focalización o la evitación ante la exposición al estímulo.
Definición operativa de la variable Trastorno del procesamiento sensorial
La operacionalidad de esta variable será tomada de la puntuación del Sensory Processing Measure-Preschool (SPM-P), cuestionario estructurado para padres, que permite evaluar el procesamiento sensorial mediante las conductas del niño. Dichas respuestas arrojan un resultado numérico que luego se tabulan en un puntaje T con una variación de entre 40 y 80 puntos.
• Típico: la puntuación de los niños se encuentra entre 40 y 59 dentro de los ítems de visión, audición, tacto, gusto y olfato, conciencia corporal, y equilibrio y movimiento evaluados en el SPM-P.
• Atípico: la puntuación de los niños se encuentra dentro de la definición de “algunos problemas”, y “disfunción definitiva” en la escala del SPM-P, es decir, entre 60 y 80 dentro de los ítems de visión, audición, tacto, gusto y olfato, conciencia corporal, y equilibrio y movimiento.
Compromiso pragmático en los actos del habla:
Definición teórica de la variable Compromiso pragmático en los actos del habla
El acto de habla es la unidad mínima de la comunicación. Compuesto por la intención, el acto verbal, el efecto que produce en el receptor y el contexto.
En este trabajo se analizan los actos de habla del instrumento 1 del ICRA-A, a saber: aserción, cuando el niño produce frases nominales y/o verbales para afirmar o dar por cierto algo; dar información, cuando el enunciado que el niño produce contiene información que cree que el adulto desconoce; llamado, en este acto de habla se evalúa la actitud verbal y gestual del niño mediante la cual trata de lograr que el otro se acerque al lugar en que él se encuentra; pedido de objeto, cuando el niño manifiesta que quiere algo y qué es lo que quiere; pedido de información, cuando el niño solicita al adulto sobre información que desconoce; pedido de acción, cuando el niño solicita al adulto que realice alguna acción sobre un objeto o persona; rechazo, la no aceptación de algo que puede ser un objeto o una acción, para evaluar el nivel mínimo del desarrollo lingüístico pragmático infantil.
Definición operativa de la variable Compromiso pragmático en los actos del habla
Mediante el ICRA-A: evalúa la competencia pragmática en niños de 2 a 4 años.
El puntaje mide si hay un compromiso pragmático leve, moderado o severo.
• Severo: puntaje entre 73 y 98,
• Moderado: puntaje entre 99 y 126,
• Leve: puntaje entre 127 y 143
Población objetivo y muestreo:
Población
Niños/as de entre 30 y 48 meses sin comorbilidad con otras patologías del desarrollo.
Muestra: 86 niños/as de entre 30 y 48 meses sin comorbilidad, con otras patologías del desarrollo, seleccionados aleatoriamente en los partidos de Florentino Ameghino y General Villegas de la Provincia de Buenos Aires, Argentina.Para recolectar el subconjunto poblacional, se ha realizado un muestreo aleatorio en el partido de Florentino Ameghino (9.752 habitantes según el censo de 2022) y de General Villegas (33.679 habitantes según el censo de 2022), ambos en el noreste de la Provincia de Buenos Aires, Argentina. Las muestras son clasificadas en probabilísticas y no probabilísticas.
En Florentino Ameghino se seleccionó una muestra aleatoria de los niños/as asistentes a los establecimientos de educación inicial; en este partido, hay tres establecimientos públicos y uno privado en la ciudad cabecera, un establecimiento público en una localidad aledaña y un establecimiento privado en la otra localidad perteneciente al partido. De forma aleatoria, se seleccionaron dos jardines públicos, el único jardín privado de la ciudad cabecera y uno de los jardines de las localidades aledañas (Blaquier). En General Villegas, se tomó la muestra en el consultorio que la autora de esta tesis comparte con otros profesionales. La selección se realizó de la siguiente manera: se dan aproximadamente 30 turnos por semana a familias de niños y niñas de este rango de edad, que no tuvieran estos estudios realizados y que no fueran pacientes previos; dado que se pretendía tomar la muestra durante los meses de julio y agosto de 2023, se debían tomar al menos cinco casos por semana; por lo tanto, a las familias que tuvieran niños comprendidos en ese rango etario y tuvieran el turno 6, 12, 18, 24 y 30 de la semana se les aplicaron las herramientas ya descriptas.
En esta tesis doctoral, los criterios de selección han sido los siguientes:
Condiciones de inclusión:
• Niños/as de 30 a 48 meses del partido de Florentino Ameghino y de General Villegas.
Condiciones de exclusión y eliminación:
• Serán excluidos aquellos niños que presenten:
• Patologías asociadas (neurológicas, trastornos del lenguaje, genéticas).
• Una escala de observación para el diagnóstico de autismo (ADOS) que califique con criterios de autismo.
• Retrasos en el desarrollo motor.
• Criterios para clasificarlos con autismo según la entrevista diagnóstica de autismo revisada (ADI-R).
• Tratamiento de integración sensorial ya comenzado.
• Tratamiento de integración sensorial ya recibido en algún período.
• Protocolo de Wilbarger ya comenzado.
• No consentimiento de los padres para la participación de sus hijos en el estudio.
Condiciones de eliminación:
• Quienes no completen la totalidad de las mediciones.
• Quienes sean diagnosticados con trastorno neurológico, trastorno del lenguaje o autismo durante el período de evaluación.
• Aquellos cuyos padres retiren su consentimiento sobre la participación de sus hijos en el estudio.
Lugar y tiempo en que realiza el estudio:
Este estudio se llevó a cabo en el noroeste de la Provincia de Buenos Aires, partidos de Florentino Ameghino y de General Villegas, entre junio de 2019 y febrero de 2020, y entre julio y agosto de 2023.
Procedimiento
Del listado de terapistas ocupacionales de la Asociación de Integración Sensorial Argentina (AISA) y del listado de terapistas ocupacionales certificadas de la Provincia de Buenos Aires, se seleccionaron dos terapistas ocupacionales y se mantuvo una entrevista para solicitar su colaboración en la lectura de los gráficos del SPM-P.
Luego de la aceptación de la propuesta, se seleccionaron los sujetos, según se describe en el capítulo de Metodología: población y muestreo del presente trabajo. Se mantuvo una entrevista individual con los padres para explicarles el procedimiento y el objetivo de la evaluación. Los padres que aceptaron firmaron un consentimiento y completaron elSPM-P.
A estos sujetos se les realizó una evaluación a partir de la batería ICRA-A, tanto el instrumento 1, análisis y registro de los actos de habla, como el instrumento 2, observación pragmática del juego. De los 22 items que posee el instrumento 2, se evaluaron aquellos que tienen en cuenta las funciones de referencialidad compartida, instrumental, y reguladora y personal.
Para evaluar el acto de habla de referencialidad compartida, se tomó en cuenta el ítem 2, donde se observa si el niño sigue con la mirada aquello que el adulto señala; el ítem 3, que analiza si el niño mantiene la atención en el objeto que se le muestra; y el ítem 7, que estudia si el niño es capaz de señalar.
Para evaluar el acto de habla de la función instrumental, se analizó el ítem 5, que evalúa si el niño llama la atención del adulto para conseguir lo que quiere; el ítem 13, donde se registra si el niño puede solicitarle al adulto que haga algo determinado; y el 15, que observa si el niño es capaz de reclamar objetos.
Para el acto de habla que evalúa la función reguladora y personal, se registró el ítem 10, en el cual se observa la actitud que prepondera en el niño durante el juego; y el 14, para ver si manifiesta su negativa ante algo que no desea realizar. Los ítems 2, 3, 5, 7, 13, 14 y 15 tienen una escala de evaluación de frecuencia donde se asigna 1 punto cuando la respuesta es “nunca”, 2 puntos si la respuesta es “a veces” y 3 puntos cuando la respuesta es “siempre”. En el ítem 10, las posibilidades de respuesta son: pasiva (1 punto), rígida (2 puntos) y negociadora o flexible (3 puntos). Con estos ítems se compuso la UP.
Se sumaron los puntos de corte de los tres actos de habla establecidos en el registro de puntajes del instrumento 2 (Anexo 2) y, de acuerdo con los valores establecidos por el ICRA-A, se consideró que aquellos puntajes que estaban por debajo de 19 poseían una UP “descendida”, y si el puntaje daba 19 o más, se catalogó como “no descendida”.
Se llevó un registro fílmico de la evaluación. Se analizaron los resultados de acuerdo con la operacionalidad de cada una de las variables y se comparó con cada grupo de estudio (con y sin trastorno del procesamiento sensorial).
El instrumento 1 de la batería ICRA-A se utilizó para evaluar el compromiso pragmático de los sujetos. Con los materiales y consignas que establece la batería, en este instrumento se propician los actos de habla de: aserción, dar información, llamado, pedido de objeto, pedido de información, pedido de acción, y rechazo. A su vez, estos actos de habla están compuestos por rasgos lingüísticos, paralingüísticos –que observan la orientación del cuerpo, el contacto visual, el volumen y la entonación–, prelingüísticos –observan la producción gestual y la emisión sonora– y el rasgo de coherencia en la situación comunicativa. Este instrumento 1 está organizado por afirmaciones, cuya evaluación se hace con una escala del 1 al 3; el mayor puntaje por presencia de la conducta es el 3 y cuando está ausente se puntúa con un 1.
Por cada acto de habla, se obtuvo un puntaje y luego se sumó un puntaje total de los siete actos de habla analizados y se asentaron en el registro de puntajes del instrumento 1 (Anexo 1). De acuerdo con el resultado de este último, se analizó el compromiso pragmático. El ICRA-A considera que, si el puntaje de este instrumento se encuentra entre 127 y 143, el compromiso pragmático es leve; si el puntaje se encuentra entre 99 y 126, el compromiso es moderado; si el puntaje se encuentra entre 73 y 98, el compromiso es severo. Por último, aquellos sujetos cuyos puntajes son iguales o superiores a 144 no presentan un compromiso pragmático. Entonces, a través de la batería ICRA-A, se analizó si existía o no compromiso pragmático y se elaboró la unidad de análisis, que se denominó UP.
Al momento de concurrir a la evaluación del ICRA-A, se entregó el cuestionario para padres (edades 2 a 5 años) del SPM-P (Anexo 2) al miembro de la familia que acompañó al niño, con el objetivo de obtener información del procesamiento sensorial en el hogar. Los padres debían colocar el nombre del niño, la fecha y su parentesco con él. El formulario posee un apartado para realizar comentarios sobre la conducta del niño, cuya compleción era optativa.
El adulto referente debía marcar el comportamiento típico del niño/a durante el último mes utilizando la escala de referencia: (N) nunca, cuando la conducta no sucede nunca o casi nunca; (O) ocasionalmente, cuando la conducta se observa algunas veces; (F) frecuentemente, si la conducta se ocurre la mayoría de las veces; y (S) siempre, cuando la conducta se observa siempre. Esta explicación figura al comienzo del formulario.
Esta evaluación posee 75 afirmaciones sobre la conducta del procesamiento sensorial de los niños comprendidos entre 2 y 5 años y se divide en 8 subescalas: la primera es la de participación social con 8 afirmaciones; en segundo lugar, sigue la visión con 11 afirmaciones; la tercera es la audición con 9 afirmaciones; en cuarto lugar está el tacto con 14; en quinto lugar se encuentran el gusto y el olfato, que poseen 4 afirmaciones; luego siguen la conciencia corporal, con 9; el equilibrio y el movimiento con 11 afirmaciones; y, por último, se encuentran la planificación e ideas con 9 afirmaciones.
Una vez completado el formulario, los padres lo entregaban al evaluador, quien registró esas respuestas en la tabla de puntajes. Allí, se le aplicó un puntaje a cada respuesta utilizando una escala Likert de frecuencia: 1 punto para (N) nunca, 2 puntos para (O) ocasionalmente, 3 puntos para (F) frecuentemente y 4 puntos para (S) siempre. No obstante, en la subescala de participación social, el puntaje es descendente: 4 puntos para (N) nunca, 3 puntos para (O) ocasionalmente, 2 puntos para (F) frecuentemente y 1 punto para (S) siempre. Se realizó una suma de los puntajes por subescala y luego se pasó al apartado de “puntaje corporal total”, que no incluye las subescalas de participación social ni planificación e ideas.
Luego, esos datos se trasladaron a los gráficos según la edad del niño: un gráfico corresponde a la edad de 2 años y el otro, a la edad entre los 3 y 5 años Allí, en el lado izquierdo se registra el puntaje total de participación social y hacia la derecha continúa con visión, audición, tacto, conciencia corporal, equilibrio y movimiento, planificación e ideas y el puntaje corporal total. Una vez colocado el puntaje bruto en el gráfico, se identificó el “rango interpretativo” al que correspondía ese puntaje, que figura en los márgenes izquierdo y derecho de la tabla, correlacionando de manera horizontal el puntaje total de la subescala con el puntaje del rango interpretativo (puntaje T). El rango interpretativo se divide en tres apartados. El primero es el “típico”, que comprende un rango entre 40 y 59 puntos, y marca que no existe ningún problema. Luego está el apartado de “algunos problemas”, que ocurre cuando el puntaje T está comprendido entre 60 y 69. Finalmente, el apartado de “disfunción definitiva” es cuando el puntaje T se encuentra entre 70 y 80 puntos.
Una vez realizado el gráfico, fue enviado a una terapista ocupacional certificada en integración sensorial por AISA, quien, de acuerdo con los puntajes, indicaba si ese gráfico representaba un trastorno del procesamiento generalizado, un trastorno de la modulación sensorial o un trastorno motor de base sensorial, según la clasificación de Miller12. Según la autora, un trastorno del procesamiento de integración sensorial generalizado es cuando todos o algunos de los ítems correspondientes a la modulación (visión, audición, gusto y olfato), a la conciencia corporal, y al equilibrio y la praxis dan un puntaje de diferencia probable o definitiva. Por su parte, un desorden de la modulación sensorial es cuando los ítems de los sistemas de modulación dan un resultado de diferencia probable o definitiva. Por último, un trastorno motor de base sensorial es cuando los ítems referidos a la modulación de los sistemas tienen un resultado dentro de lo típico, pero sí hay resultados con diferencia probable o definitiva en relación con la conciencia del cuerpo, el equilibrio y movimiento, y la planificación e ideas.
La participación social no es un ítem que se encuentra incluido en esta parte de los diagnósticos, sino que evalúa el impacto que tiene la información sensorial en lo social.
Dentro de la muestra, a aquellos niños cuyo gráfico del SPM-P arrojaba indicadores de trastorno del procesamiento sensorial sin patologías agregadas y sin haber ingresado aún a tratamiento por este diagnóstico, y que presentaron un compromiso pragmático severo, se les realizó una escala de observación para el diagnóstico de autismo (ADOS 2) para descartar un trastorno del espectro autista.
Identificación de la unidad de análisis: La UP está formada por toda expresión intencional dirigida hacia otra persona y vehiculizada por gestos, palabras o sonidos de los precursores lingüísticos de las funciones de referencialidad compartida, instrumental, y reguladora y personal.
Análisis estadístico
Se definieron las variables por su distribución gaussiana a través de una medida de tendencia central (media) y una medida de dispersión (desvío estándar). Se utilizaron test de T y test de ANOVA a dos colas para comparar dos o más de dos grupos respectivamente para el análisis de las variables continuas.
Las variables cualitativas se describieron como porcentaje y n y se realizaron comparaciones utilizando test de chi cuadrado y chi de tendencias.
Se realizaron test de correlación de Pearson, regresión lineal y un análisis de regresión logística múltiple para evaluar factores de riesgo asociados con las alteraciones en la UP. Se utilizó como software de análisis GraphPad Prism 8.0.1.
Recaudos éticos
Se resguardó la identidad de los niños participantes mediante un código alfanumérico. La información y/o registros que identificaban a los niños se mantendrán en forma confidencial. En ninguna circunstancia se harán públicos. La identidad del sujeto se mantendrá confidencial de acuerdo con lo dispuesto por la ley de protección de datos personales 25.632.
Resultados
Se incluyeron 86 niños con una media de edad 37.3±6.1 meses de edad, distribuidos 50% varones, 50% mujeres, de los cuales un 46.5% (n: 40) presentaron un puntaje del SPM-P atípico. La mayoría de los niños que presentaron este puntaje atípico fueron clasificados como desorden de procesamiento generalizado (62.5%), seguido por trastornos de la modulación sensorial (27.5%) y un 10% de trastorno motor de base sensorial (Figura 1).
La distribución por sexo en los grupos con puntaje del SPM-P típico y atípico fue similar. En los niños con un desarrollo del procesamiento sensorial típico el 53.2% (n: 25) fueron varones y en los niños con un puntaje del SPM-P atípico (que calificarían como trastorno del procesamiento sensorial), el 46.3% (n: 19) fueron varones. Más aún, no se observaron diferencias en el puntaje total del procesamiento sensorial entre varones y mujeres (56.3±9.2 vs. 57.2±9.8; p=0.66, respectivamente).
Se observó un significativo incremento en la prevalencia de niños con unidad protopragmática descendida en los niños con puntaje del SPM-P atípico en comparación con los niños con un desarrollo típico del procesamiento sensorial, según resultados del SPM-P (75% (n: 30) vs. 17.4% (n: 8); p < 0.0001) (Figura 2a). Más aún; en todas las categorías de TPS, un 50% de los niños, o más presentaron una UP descendida. Al evaluar las funciones alteradas de la UP entre los niños/as con TPS en comparación con los niños/as con desarrollo del procesamiento sensorial típico, no se hallaron diferencias entre ambos grupos (Figura 2b).
Los resultados de este estudio han mostrado una significativa disminución en el puntaje total de los actos de habla en los niños con UP descendida respecto de aquellos con UP normal (115.3±20.4 vs. 155.1±9.4; p< 0.001) (Figura 3).
El análisis de puntaje de los actos del habla, no se modificó significativamente en función del sexo de los niños estudiados entre varones y mujeres (145.0±23.4 vs. 138.8±25.3; p=0.18).
Por su parte, los niños/as con desarrollo sensorial típico mostraron valoraciones para los diferentes dominios de la escala respecto de participación social, visión, audición, tacto, conciencia corporal, equilibrio y movimiento y planificación e ideas que fueron 48.30±8.6; 48.20±7.5; 50.13±7.6; 50.46±6.9; 47.04±7.6; 49.28±8.5 y 49.26±8.0, respectivamente (Figura 4a). Mientras que los niños con un desorden del sensorial mostraron valores medios más elevados 52.60±8.8; 64.38±9.0; 62.15±10.4; 61.48±7.4; 60.23 ± 8.8; 60.55±7.8 y 54.88±8.8, respectivamente (Figura 4b).
Al agrupar el desarrollo del procesamiento sensorial en “típico”, “algunos problemas” o “disfunción definitiva”, se observó que aquellos niños/as con desarrollo del procesamiento sensorial típico, según el puntaje del SPM-P, presentaron desarrollo típico en más del 50% y en algunas funciones presentaron “algunos problemas” (Figura 4c); mientras que los niños/as con TPS mostraron perfiles con “algunos problemas” o “disfunción definitiva” en su mayoría (Figura 4d).
Los hallazgos de este estudio mostraron una asociación estadísticamente significativa entre el puntaje total del TPS y el puntaje total correspondiente a la UP, que evidencia una asociación inversa con una r de Pearson de –0.4114, con un IC95%: –0.5733 a –0.2185 y un r2=0.1692 (Figura 5).
El análisis multivariado para analizar si el TPS aumenta la posibilidad de presentar alteraciones en la UP mostró una asociación estadísticamente significativa respecto de la función de referencialidad compartida con un incremento mayor a 8 (Tabla 1).
Discusión
La teoría de integración sensorial tiene como objetivo aumentar la comprensión de los mecanismos subyacentes que resultan en dificultades conductuales, emocionales, motoras y sociales, así como de los problemas de aprendizaje4. A pesar de que las investigaciones sobre la efectividad del enfoque de integración sensorial son escasas y poco concluyentes, tanto las observaciones clínicas como las investigaciones recientes proporcionan evidencia sobre su efectividad13. Por esto, y en una segunda revisión, el enfoque de integración sensorial de Ayres fue incluido como práctica basada en la evidencia científica por el National Clearinghouse for Autism Evidence and Practice (NCAEP), de la Universidad de Carolina del Norte en Estados Unidos.
Aunque no se encontraron investigaciones que relacionen específicamente los TPS con la dimensión pragmática del lenguaje en los últimos 5 años, hay un estudio que fue publicado en Journal of Clinical Medicine en 2019, donde encontraron que cuanto mayor era el grado de déficit sensorial presentado, mayores eran las dificultades sociales presentadas en niños con trastornos del espectro autista (TEA). Por otro lado, en una publicación donde se revisa la evidencia conductual y neurobiológica que describe el modo en que los déficits sensoriales, en múltiples modalidades, podrían afectar las funciones sociales que muestran las personas con TEA14, concluye que algunas alteraciones en el desarrollo social son concomitantes con un TPS, aunque estas investigaciones fueron hechas en niños con TEA. También Guajardo Sáez realizó un estudio donde observó que niños con trastornos del desarrollo del lenguaje (TDL) presentan un porcentaje más alto de trastornos del procesamiento sensorial que aquellos niños con desarrollo típico15.
En coincidencia con estas investigaciones, en los resultados de este trabajo, se pudo observar que los niños que presentan un trastorno del procesamiento sensorial poseen un mayor porcentaje de la UP descendida en comparación con aquellos niños donde la puntuación del SPM-P arroja un resultado típico.
Dentro de los trastornos del procesamiento sensorial, se realizaron dos clasificaciones; una de ellas implica el grado de sintomatología presentada y los agrupamientos fueron: típico, algunos problemas y disfunción definitiva.
El segundo agrupamiento que se realizó refiere a la naturaleza del desorden presentado. De este modo, se los dividió en 3 subgrupos de acuerdo con la sintomatología evaluada: el subgrupo 1 presenta un trastorno de la modulación sensorial; el subgrupo 2 corresponde a un trastorno motor de base sensorial; y el subgrupo 3 presenta un trastorno del procesamiento generalizado. Los casos que están dentro del subgrupo 2 son relativamente pocos para que los resultados analizados sean concluyentes.
La mayor diferencia dentro de los componentes de la UP descendida en los niños que presentan un TPS se da en la referencialidad compartida en relación con las restantes dos mediciones (función instrumental, y función reguladora y personal). La referencialidad compartida está compuesta por la atención conjunta, la atención conjunta sostenida y el gesto deíctico, todos componentes que tienen una gran carga de atención. La consideración de las implicaciones del uso pragmático del lenguaje puede ser informativa para comprender las dificultades sociales entre los niños que experimentan problemas de hiperactividad y falta de atención16. Como parte de una investigación a futuro, se podría realizar un estudio más detallado sobre la afectación del desarrollo de la atención en estos niños con TPS.
Por otro lado, también hizo un análisis de los resultados de la UP con el puntaje total de los actos de habla para analizar la relación con el grado de compromiso pragmático, observándose que los niños/as con UP descendida también poseen un puntaje de compromiso pragmático en diferentes niveles.
Al comparar los trastornos del procesamiento sensorial en las distintas subescalas, se observa que los niños/as con un puntaje atípico en el SPM-P poseen un perfil con mayor grado de afectación en estas funciones, pero sobre todo en visión, audición y tacto. Estos resultados coinciden con el estudio de Guajardo Sáez15, donde observó diferencias significativas en estas áreas en niños con trastorno del TDL. En este estudio se describen las dificultades de procesamiento en los sistemas visuales, auditivos y de tacto y el posible impacto en las dificultades sociales.
La evaluación del TPS se realizó mediante el SPM-P. Esta herramienta es completada por los padres; por lo cual, puede existir algún sesgo en los resultados. No obstante, el grupo que presenta el SPM-P atípico según lo informado por los padres en esta escala también presenta, según la observación directa, una UP descendida en más del 50% de los casos. Más allá de este hallazgo, sería necesario considerar, en próximas investigaciones, la ampliación de esta evaluación con un profesional formado en evaluación de Integración sensorial; en Argentina, son los terapistas ocupacionales quienes pueden formarse en esta área.
Si bien los hallazgos en las diferentes categorías teniendo en cuenta la naturaleza del desorden del procesamiento sensorial muestra una UP descendida, como se vio, en algunas de esas categorías la muestra es limitada. Sería conveniente entonces, en futuras investigaciones, aumentar el número de casos para que los resultados sean representativos.
De acuerdo con los resultados obtenidos, es conveniente que los niños de edades tempranas que presenten TPS o TDL puedan ser evaluados de manera integral en todos los componentes del desarrollo. Y si, como se sostiene en este trabajo según la mirada de diversos autores, la dimensión pragmática del lenguaje organiza las demás dimensiones del lenguaje, sería pertinente realizar una evaluación de todos los componentes de este.
Por último, en el campo de la fonoaudiología, el procesamiento sensorial es un tema poco estudiado y, en Argentina, las formaciones que se realizan sobre la materia no están abiertas en su totalidad para los fonoaudiólogos. Sería pertinente considerar que en la formación académica de base se puedan brindar estos conocimientos para realizar una derivación oportuna y, de esta manera, optimizar los tiempos de tratamiento.
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El trastorno del procesamiento sensorial como factor de riesgo en el desarrollo de las habilidades pragmáticas
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